El día 28 de septiembre se ha establecido como el Día Mundial de la Rabia, por tal motivo considero pertinente la publicación del siguiente artículo, el cual espero les sea de mucha utilidad.
Rabia en el Caballo
La rabia es una enfermedad
neurológica mortal causada por un virus del género Lyssavirus, perteneciente a
la familia Rhabdoviridae, el cual
infecta el sistema nervioso y las glándulas salivales. La rabia tiene
implicaciones en salud pública porque ésta puede afectar a todos los animales de sangre caliente, incluyendo a las especies domésticas y al ser humano. El virus se transmite en forma
directa a través de la saliva, mediante la mordedura de animales infectados y
excepcionalmente por contaminación de una herida abierta o mucosas con saliva
de un animal infectado.
El virus de la rabia una vez
inoculado, se propaga al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) a
través de los nervios periféricos y a nivel cerebral, causa una encefalitis
masiva (inflamación del cerebro) y muerte de las neuronas, ocasionando
flacidez y falta de activación neuronal y al extenderse a las glándulas
salivares, el virus replica y se disemina a través de la saliva (fig.1).
Figura 1.
Existen tres (3) formas de
presentación de la enfermedad, a saber: 1) Cuando hay manifestaciones de
enfermedad cerebral, el trastorno se denomina forma furiosa de la rabia; 2) Cuando los signos reflejan enfermedad
del bulbo raquídeo, se denomina forma
tonta y 3) Cuando la enfermedad se relaciona con la médula espinal, se
denomina forma paralítica.
Desde el punto de vista
epidemiológico la rabia es considerada una zoonosis clásica, es decir, es una
enfermedad transmitida de los animales al hombre y ésta se puede transmitir de
dos formas:
- Rabia urbana, en la que el perro es el principal transmisor
- Rabia salvaje, la cual es transmitida principalmente por animales silvestres como murciélagos (hematófagos e insectívoros), zorrillos, zorros, coyotes, lobos, mapaches y tejones, entre otros.
Por lo general los caballos se
infectan cuando éstos exploran ambientes en los que hay animales silvestres y
son mordidos en la boca, la cabeza o las extremidades. Igualmente se transmite
la enfermedad por mordedura de murciélagos y perros no vacunados. En este
sentido, existen factores que podrían aumentar el riesgo de exposición al virus, entre éstos podemos citar: a) el pastoreo; b) la presencia de animales
silvestres en el área; c) la presencia de animales rabiosos en el área y d) los
caballos que viajan a zonas con casos frecuentes de rabia.
Afortunadamente la rabia es una enfermedad
poco frecuente en caballos, aún así la enfermedad no debe ser ignorada por los
dueños y criadores de caballos, ya que la rabia es una enfermedad mortal que afecta a los caballos de todas las edades y razas por igual, así como al ser humano.
Signos clínicos
Una vez que aparecen los signos
clínicos, la enfermedad es mortal y la duración del período de incubación va a
depender de la concentración de virus en el inóculo, es decir, de la dosis de
virus aplicada; de la proximidad de la herida al cerebro y/o de áreas muy
inervadas, cuanto más cerca o más inervada, más corto será el período; de la
especie animal, en el caso del caballo, el período de incubación varía entre
trece días a meses, pero por lo general es de cuatro semanas; de la edad del
animal inoculado y del estado inmunitario de éste.
Los signos clínicos son
variables, por lo que hacer un diagnóstico definitivo basándose solo en la
clínica, es muy difícil. Los signos clínicos más comunes son característicos de
trastornos profundos del sistema nervioso central, tales como los cambios de
comportamiento. Los caballos infectados con el virus rábico, se encuentran
deprimidos, pero también pueden mostrarse agresivos o huidizos.
Dependiendo de la severidad del
caso, el caballo afectado con rabia puede presentar ataxia (incoordinación),
permanece con la cabeza baja, da vueltas, tiene dificultad para tragar
(disfagia), salivación (babeo), inapetencia, presenta tremores y convulsiones,
puede estar echado con dificultad para levantarse, parálisis y caer en estado
de semicoma o coma, muriendo en pocos días (fig. 2).
Figura 2.
Así mismo, los caballos pueden
presentar otros signos clínicos tales como fiebre baja, cojera, tenesmo
(espasmo doloroso del esfínter anal), pupilas dilatadas y fotofobia (aversión a
la luz), ceguera, intentos de morder y masticación continua, sensibilidad en el
sitio de la mordedura e hiperestesia (hipersensibilidad a los estímulos).
Debido a la generalidad de los
signos clínicos de la rabia, ésta puede confundirse con otras enfermedades como
el tétano, la forma neurológica del herpes virus equino 1 (EHV-1), encefalitis
de origen viral (encefalitis equina este, oeste y venezolana), virus del Nilo
Occidental, mieloencefalitis protozoaria equina (EPM), meningitis bacteriana,
encefalomalacia micotóxica, tromboembolismo parasitario y botulismo. Otras
alteraciones con signos clínicos similares a la rabia incluyen el
envenenamiento con plomo y el traumatismo craneal y/o medular.
Diagnóstico
En vista que la rabia es una
enfermedad zoonótica, siempre que el caballo presente signos clínicos que hagan
sospechar de rabia, el animal debe ser examinado por un veterinario y éste debe
tener cuidado con respecto al manejo del animal enfermo, ya que la enfermedad
puede diseminarse a otros animales y a los humanos.
El diagnóstico ante mortem es difícil, por lo que la
rabia se diagnostica post mortem
mediante la remisión de la cabeza del caballo a un laboratorio de diagnóstico
equipado para el manejo de tejidos sospechosos de rabia. Es conveniente
consultar con el laboratorio sobre los tejidos a enviar y el manejo,
almacenamiento y transporte de éstos.
El diagnóstico de la enfermedad
se basa en la presencia de anticuerpos fluorescentes (técnica de inmunofluorescencia)
y la demostración histopatológica de los cuerpos de Negri.
Tratamiento
No existe tratamiento eficaz para
la rabia. Los caballos vacunados que se hayan expuesto al virus de la rabia,
deben aislarse del resto de los animales y monitorizar la presencia de algún
signo clínico de la enfermedad durante al menos 6 meses. En el caso de las
personas que estuvieron en contacto con animales con rabia, éstas deben recibir
tratamiento post-exposición contra la rabia de forma inmediata.
Pronóstico
Un vez que el caballo presenta
los signos clínicos de la rabia, la muerte sobreviene entre 2 a 4 días
posteriores y los caballos que reciben tratamiento de soporte, pueden
sobrevivir hasta por dos semanas.
La rabia es una enfermedad de
denuncia obligatoria ante los organismos oficiales competentes. Así mismo,
todos los caballos que presentan cambios de comportamiento y alteraciones del
sistema nervioso central, deben ser examinados por un veterinario y aislarse a
fin de evitar la exposición humana y de otros animales al virus de la rabia.
Prevención y control
La prevención se basa en la
vacunación con vacunas derivadas de cultivo de tejidos inactivados (virus
muerto). Las vacunas se administran por vía intramuscular y los caballos pueden vacunarse a partir de los 3 a 4 meses de edad administrándose refuerzos anuales (fig. 3).
Figura 3.
No obstante, existen diferentes esquemas de vacunación y su aplicación depende del estatus fisiológico e inmunológico de los caballos, las yeguas y los potros, así como de las vacunaciones previas administradas. Igualmente, el programa de vacunación contra la rabia se establece en función de la zona y la presencia del virus en ésta, bien sea en forma de brotes o casos aislados o de animales potencialmente portadores del virus. En este sentido, se recomienda la vacunación en zonas endémicas y establecer medidas prácticas para proteger sus animales contra la rabia, para ello es imperativo consultar con el veterinario el esquema de vacunación más adecuado, el cual debe repetirse anualmente e incluir todos los animales (caballos, perros y gatos), además de estar alerta de la presencia de animales silvestres y los cambios de comportamiento en los mismos.
Referencias y mayor información